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Mostrando las entradas de marzo, 2017
PARÁBOLA DEL RICO INSENSATO. 16 Entonces les refirió una parábola, diciendo: “Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. 17 Y él cavilaba diciéndose a sí mismo: ‘¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde almacenar mis productos’. 18 Entonces dijo: ‘Esto es lo que voy a hacer: voy a derribar mis graneros para edificar otros más grandes: allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. 19 Luego podré decirme: Hombre, tienes muchos bienes almacenados para muchos años: descansa, come, bebe, alégrate’”. 20 Pero Elohim le dijo: ‘Necio, esta noche vienen a reclamar tu vida; y lo que has amontonado, ¿para quién será?’ 21 Así pasa con el que acumula tesoro para sí mismo pero no es rico para con Elohim”. Lucas 12:16-21. El hombre de la historia de Yeshua (Jesús) murió antes de que pudiera empezar a usar lo almacenado en sus graneros. Planear para nuestra jubilación, preparándonos para vivir antes de morir, es sabio, pero pasar por alto la vida después de la muerte es desastros...
PARÁBOLA DEL FARISEO ORGULLOSO Y EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS. 9 A unos que confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás, les dijo esta parábola: 10 “Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo; y el otro, publicano. 11 El fariseo se puso de pie y empezó a orar en silencio de esta manera: ‘Elohim, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni siquiera como este publicano. 12 Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo’. 13 Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘Elohim, ten piedad de mí, que soy pecador’. 14 Les digo que éste bajó a su casa justificado, y el primero no. Porque a todo el que se ensalza lo humillarán, y al que se humilla lo ensalzarán”. Lucas 18:9-14. A menudo, las personas que vivían cerca de Jerusalén iban al templo a orar. El templo era el centro de adoración. El fari...
PARÁBOLA DE LA FIESTA DE BODAS. 7 Al observar cómo los invitados escogían los primeros asientos, les refirió una parábola, diciendo: 8 “Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el primer lugar; no sea que él haya invitado a otro más distinguido que tú, 9 y que venga el que los invitó a ti y al otro, y te diga: ‘Déjale el lugar a éste’, y entonces tengas, abochornado, que ocupar el último lugar. 10 Más bien, cuando te inviten, vé y siéntate en el último lugar; para que cuando venga el que te invitó, diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Entonces tendrás honra delante de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Porque a todo el que se ensalce lo humillarán, y al que se humilla lo ensalzarán”. 12 Y al que lo había invitado le dijo: “Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te vuelvan a invitar a ti, y quedes recompensado. 13 Pero cuando ofrezcas un banq...