Ir al contenido principal

Entradas

PARÁBOLA DEL MAYORDOMO INFIEL. 1 Dijo también a sus discípulos: “Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo, al cual acusaron ante él como derrochador de sus bienes. 2 Él lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es esto que oigo de ti? Dame cuentas de tu mayordomía, porque ya no podrás ser mayordomo’. 3 “Entonces el mayordomo se dijo a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita la mayordomía? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4 ¡Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me destituyan de la mayordomía, haya quienes me reciban en sus casas!’ 5 “Entonces llamó a cada uno de los deudores de su amo, y le dijo al primero: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ 6 Él dijo: ‘Cien barriles de aceite’. Y le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate pronto y escribe: cincuenta’. 7 Después le dijo a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Y él le dijo: ‘Cien medidas de trigo’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo y escribe: ochenta’.* 8 Y el amo elogió al mayordomo infiel porque actuó sagazmente, pues los hij...
Entradas recientes
PARÁBOLA DE LA GRAN FIESTA. 15 Al oir esto, uno de los que estaban sentados con él a la mesa le dijo: ¡Feliz el que coma pan en el reino de Elohim! 16 Pero Yeshua le dijo: un hombre hizo un gran banquete e invitó a muchos. 17 A la hora del banquete envió a su siervo para decirles a los invitados: Vengan, porque ya está preparado. 18 Pero todos por igual comenzaron a disculparse, El primero dijo: He comprado un campo y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos, Te ruego que me disculpes. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme y por eso no puedo ir. 21 Cuando volvió el siervo, le hizo saber estas cosas a su amo. Entonces el dueño de casa se enfureció y le dijo a su siervo: Vé pronto a las plazas y a las calles de la ciudad y trae acá a los pobres, a los mancos, a los ciegos y a los cojos. 22 Luego dijo el siervo: Amo, se ha hecho lo que usted mandó, y todavía queda lugar. 23 El amo le dijo al siervo: Vé...
PARÁBOLA DEL RICO INSENSATO. 16 Entonces les refirió una parábola, diciendo: “Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. 17 Y él cavilaba diciéndose a sí mismo: ‘¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde almacenar mis productos’. 18 Entonces dijo: ‘Esto es lo que voy a hacer: voy a derribar mis graneros para edificar otros más grandes: allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. 19 Luego podré decirme: Hombre, tienes muchos bienes almacenados para muchos años: descansa, come, bebe, alégrate’”. 20 Pero Elohim le dijo: ‘Necio, esta noche vienen a reclamar tu vida; y lo que has amontonado, ¿para quién será?’ 21 Así pasa con el que acumula tesoro para sí mismo pero no es rico para con Elohim”. Lucas 12:16-21. El hombre de la historia de Yeshua (Jesús) murió antes de que pudiera empezar a usar lo almacenado en sus graneros. Planear para nuestra jubilación, preparándonos para vivir antes de morir, es sabio, pero pasar por alto la vida después de la muerte es desastros...
PARÁBOLA DEL FARISEO ORGULLOSO Y EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS. 9 A unos que confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás, les dijo esta parábola: 10 “Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo; y el otro, publicano. 11 El fariseo se puso de pie y empezó a orar en silencio de esta manera: ‘Elohim, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni siquiera como este publicano. 12 Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo’. 13 Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘Elohim, ten piedad de mí, que soy pecador’. 14 Les digo que éste bajó a su casa justificado, y el primero no. Porque a todo el que se ensalza lo humillarán, y al que se humilla lo ensalzarán”. Lucas 18:9-14. A menudo, las personas que vivían cerca de Jerusalén iban al templo a orar. El templo era el centro de adoración. El fari...
PARÁBOLA DE LA FIESTA DE BODAS. 7 Al observar cómo los invitados escogían los primeros asientos, les refirió una parábola, diciendo: 8 “Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el primer lugar; no sea que él haya invitado a otro más distinguido que tú, 9 y que venga el que los invitó a ti y al otro, y te diga: ‘Déjale el lugar a éste’, y entonces tengas, abochornado, que ocupar el último lugar. 10 Más bien, cuando te inviten, vé y siéntate en el último lugar; para que cuando venga el que te invitó, diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Entonces tendrás honra delante de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Porque a todo el que se ensalce lo humillarán, y al que se humilla lo ensalzarán”. 12 Y al que lo había invitado le dijo: “Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te vuelvan a invitar a ti, y quedes recompensado. 13 Pero cuando ofrezcas un banq...
PARÁBOLA EL BUEN SAMARITANO. 25 En eso cierto maestro de la Torah se levantó para probarlo, diciendo: “Rabí, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?” 26 Y él le dijo: “¿Qué está escrito en la Torah? ¿Cómo lees?” 27 Él le respondió: “Amarás a Yahweh tu Elohim con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. 28 Le dijo: “Has respondido bien. Haz esto y vivirás”. 29 Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Yahoshúa (Jesús): “¿Y quién es mi prójimo? 30 En respuesta Yahoshúa (Jesús) le dijo: “Cierto hombre bajaba de Yerushaláyim a Yerejó y cayó en manos de ladrones, quienes lo despojaron de su ropa, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, descendía cierto sacerdote por aquel camino; y al verlo, pasó de largo. 32 De igual manera, un levita también llegó al lugar; y al ir a verlo, pasó de largo. 33 Pero cierto shomronita (samaritano), que iba de viaje, llegó cerca de él; y...
PARÁBOLA DEL JUEZ INJUSTO Y LA VIUDA PERSISTENTE. 1 Les refirió también una parábola sobre lo necesario que es orar siempre y no desanimarse. 2 Les dijo: “En cierta ciudad había un juez que ni le temía a Elohim ni respetaba al hombre. 3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual se pasaba yendo donde él, diciendo: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. 4 Él no quiso por algún tiempo, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque ni le temo a Elohim ni respeto al hombre, 5 le voy a hacer justicia a esta viuda, porque no deja de molestarme; para que no venga continuamente a cansarme’”. 6 Entonces dijo el Maestro: “Fíjense en lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Y Elohim no les hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche, siendo paciente con ellos? 8 Les digo que los defenderá pronto. Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará la fe en la Tierra?” Lucas 18:1-8. Insistir en nuestras oraciones hasta obtener respuesta no significa una repet...